Después de una vida fértil, donde las palabras ocuparon un puesto privilegiado, y tras haber consumido el vaso de la vida con ímpetu lúdico y erótico, dejó el mundo el gran poeta Aimé Cesaire, representante de honor de
Como siempre, la prensa registró el deceso de manera tenue, distante y más como una obligación reporteril que como una noticia de gran trascendencia. No es de extrañarse: tampoco fueron generosos con el autor del Cuaderno de regreso al país natal a la hora de llenar las galeras de los suplementos culturales y las revistas especializadas. Tal vez sea mejor desaparecer con dulce dignidad, como una flor o un antiguo recuerdo. Publicó más de quince poemarios y fue el autor de Notas sobre el colonialismo, inteligente disección de una calamidad histórica que, a veces, regresa con su carga de espectros.
Cuaderno de retorno al país natal (fragmento)
Al salir de Europa toda congestionada de gritos
las corrientes silenciosas de la desesperanza
al salir de una Europa miedosa que
cobra ánimos y orgullosa se sobreestima
yo deseo ese egoísmo hermoso
y que se arriesga
y mi labor me recuerda una implacable
roda.
¡Cuánta sangre en mi memoria! En mi memoria están las lagunas.
Están cubiertas de cabezas de muertos. No están cubiertas de nenúfares.
En mi memoria hay lagunas. En sus orillas no se han extendido ceñidores de mujeres.
Mi memoria está rodeada de sangre.
¡Mi memoria tiene un cinturón de cadáveres!
Y metralla de barriles de ron genialmente rociador
de nuestras innobles rebeliones, pasmos de ojos dulces