Entrevista exclusiva con Carlos Gaviria

Contra el Nacional-Uribismo

Es la mediación de un interlocutor más complejo, más lúcido y más hondo, en el fatuo teatro de la política colombiana, tan proclive a la aborrecible farsa y a convertirse en un espejo cóncavo y deformatorio de la realidad. Durante sus años de abogado, magistrado y congresista, logró una presencia nítida y personalísima y obtuvo el favor de un buen número de colombianos. Algo hay en él que fractura la retórica del discurso consuetudinario, una cierta transparencia, un humanismo vertical distinto a lo que derrochan con impudor la mayor parte de los padres de la patria. Así ganó la confianza de amplios sectores los que terminaron por ofrendarle una gran votación en las elecciones de 2006

Nació en Sopetrán (Antioquia) hace 71 años; abogado, ideólogo y jurista, ahondó el derecho constitucional y la teoría política en Harvard, paladeó el exilio en Buenos Aires, fue presidente de la Corte Suprema de Justicia, candidato a la presidencia, y es también un lector voraz, un borgiano rebelde, una presencia equilibrada, y alguien que se cuenta, sin la menor duda, entre los presidenciables del 2010, cuando, según parece, nuevamente enfrentaremos al poder galopante del presidente Álvaro Uribe.

¿Cómo visualiza la tiranía mediática de la prensa oficial en Colombia?

Cuando un país tiene un gobierno que es, palabras más, palabras menos, una tiranía, el silencio y la malformación de la noticia son de una gravedad extrema y constituyen un tácito celestinaje. Nos encontramos ante una opinión pública pre-fabricada, manipulada y envilecida. En este contexto la disidencia pierde la voz, no por su inexistencia o su vacuidad sino sencillamente porque no tiene dónde expresarse. Por ejemplo, al Polo Democrático Alternativo únicamente le dan juego cuando les conviene, cuando la información fortalece por alguna causa el discurso oficial. Los hechos políticos son creados por la prensa... mejor dicho, ahora llega primero el periodista que la información... La prensa se volvió un protagonista de la realidad y trabaja siempre en función de sus propios intereses.

Alguna vez durante una inmensa manifestación del Polo un reportero del diario El Tiempo me pidió una entrevista, y a cambio de preguntarme sobre el fenómeno multitudinario que había presenciado me formuló una pregunta sobre las tutelas. No le interesaba para nada lo que acababa de presenciar... o no quería que le interesara... Ese periodista deseaba no ver. Cuando le inquirí las motivaciones de su voluntaria inconciencia me contestó: “eso le corresponde al periodista de otra sección”. Días después, otro curioso profesional de la información me dijo: ¿por qué el presidente Uribe está en todas partes y ustedes en ninguna? Aquello me pareció una curiosa definición de la esfera de Pascal. El gobierno, por otro lado, no ha dejado de realizar un gran esfuerzo para que su aparato de información funcione perfecto. Hasta ha importado algunos mercenarios mediáticos que han venido a Colombia únicamente a vindicar todas las acciones del poder y a producir constantes petardos contra la izquierda y las opiniones divergentes.

Con-Fabulación ha propuesto que las FARC obtengan un despeje mediático donde cuenten al país su cuaderno ideológico y su bitácora moral... Creemos que así se sabría si todavía tienen un discurso que respalde sus acciones o si detrás de éstas sólo queda silencio y olvido. ¿Cómo ve esa posibilidad?

La gente no debería informarse a través de medios clandestinos. Es cierto que el discurso de la FARC brilla hace tiempo por su ausencia, y que la gravedad de sus acciones requiere por lo menos de un respaldo teórico. Creo que sería muy revelador este despeje mediático para poder escucharlos a través de la gran prensa.

¿Según el profesor Martínez Guerrero, obsesivo colaborador de Con-fabulación, si ayer hubo Nacional Socialismo podría decirse que existe un Nacional Uribismo...?

Nunca había escuchado el término pero me parece muy afortunado.

¿El uso de ciertas expresiones despectivas como bandoleros y bandidos, muy tradicional del Ejecutivo y de algunos sectores de las fuerzas armadas, no es contraproducente a la posible negociación de paz?

Mucho. Uno no entiende cómo se puede hablar de paz al mediodía y de bandoleros por la noche. Es un contrasentido. Además, ¿cómo invitar a importantes representantes de la comunidad internacional para que entablen diálogos con uno bandoleros?

Si uno en Colombia ve en todas partes cosas que producen terror... el salario mínimo, el angostamiento de las garantías laborales, el desempleo, el creciente privilegio de las clases altas, el desprecio a la cultura, etc... y las fuerzas que propulsan estos fenómenos nos parecen dignas de ser llamadas terroristas... ¿qué connotación tiene en nuestro presente la palabra terrorismo?

Esa palabra, es cierto, está cargada de contradicciones, infiltrada por el equívoco. Siempre ha tenido un profundo sentido emocional. Suena casi increíble pensar que alguna vez fue benévola. En el tiempo de Napoleón III hasta hubo una mujer, delincuente y sanguinaria, que al ser sorprendida por las autoridades alzó los brazos en actitud piadosa mientras gritaba: “No me hagan nada... yo solo soy una terrorista”. Aquí se destila un pánico social, unos hechos que crean desazón, y parece apropiado denominarlos terroristas.

¿El chauvinismo se encuentra de regreso...?

Sí, y se trata de un fenómeno indeseable. Es la hipérbole enfermiza de la concepción de patria, la exultación de las fuerzas oscuras que se pretenden legítimas, la dignidad nacional distorsionada por obra de secretas maquinaciones. Yo le tengo reservas a la palabra patria, prefiero decir país, decir pueblo... la palabra patria siempre es utilizada a favor del poder y sirve a intereses soterrados.

Borges dice en “El Ajedrez”: qué Dios detrás de Dios la trama empieza, de polvo y sueño, y muertes y agonías... parafraseándolo... ¿qué Dios detrás de Uribe la trama empieza?

Lógicamente que existe un Dios detrás... Posiblemente no sea uno sino varios: la empresa privada, los grandes monopolios, la banca, las industrias y la clase más pudiente y capitalista. En el fenómeno confluyen muchos hechos hacia un mismo centro, pero uno de los que más ha influido es la fatiga contra la lucha armada. En el país podemos distinguir tres actores sociales: el primero es el reducidísimo sector que sabe los propósitos de Uribe y comulga con ellos: los banqueros, los grupos financieros, la clase alta… El segundo está constituido por una masa enorme e informe que no ha entendido para donde va Uribe pero lo defiende, y en el tercero nos encontramos los que sabemos bien quién es Uribe y no compartiremos su camino... Uribe no es otra cosa que un proyecto del establecimiento... Recuerdo que Álvaro Gómez durante sus últimos años siempre habló de acabar con el régimen, porque estaba demasiado comprometido para decir acabar con el establecimiento.

¿Qué papel ha jugado la clase media en el engranaje del pensamiento uribista?

La mayor parte de la clase media está contaminada por el arribismo. Esa es, quizá, la impronta que a la vez la distingue y la condena. Es una clase camaleónica que desea subir y que adoptó a Uribe porque cree que gracias a su tarea logrará su propósito.

¿Qué papel jugará la cultura en el porvenir cercano de Colombia?

El mismo trascendental papel que ha jugado en todas partes desde que el mundo es mundo. Por algo los gobiernos brutales terminan siempre enfrentándose con la cultura. No hay que olvidar que los falangistas españoles gritaban, al momento de ocupar la Universidad de Salamanca: “abajo la inteligencia”. El mínimo derecho que tiene un hombre para cumplir un periplo humano y un itinerario digno es tener acceso a la cultura, a la ilustración. Además, en su ausencia la masa se vuelve dócil, voluble, casi fantasmagórica...

¿No hay cierta similitud entre el proceso actual de Colombia y el que vivieron los italianos y los alemanes en los años treintas con Musolini y Hitler?

Mire... hace tres años me invitaron a un seminario sobre Colombia, dictado en una importante universidad de Frankfurt y al describir nuestra tensa situación a los profesores alemanes respondieron casi al unísono: “ah, eso ya lo conocemos... se está creando un ambiente de supresión de las libertades y derechos que guarda acongojantes paralelos con aquellos años ingratos”.

¿Como el grave conflicto colombiano no puede acabarse de un día para otro, podríamos hablar de una ética de la guerra, un decálogo que la purificara al menos en parte de sus extremos crueles y homicidas?

Es necesario e inaplazable hacerlo. La ética de la guerra me recuerda una espléndida conferencia que le escuché a Jorge Luis Borges. En ella rememoraba la historia de Ernesto Poncio, un compadrito del arrabal, compositor de tangos amargos e inolvidables, que fue encarcelado once veces y quién siempre se defendió diciendo: “que conste que fue por homicidio”. Esto quería decir que aquel malevo irredento no había transgredido otras leyes como el hurto y que se jactaba de ello. Hasta en los bajos fondos existe un decálogo y una ética. Y es precisamente en la guerra donde un código moral debe instaurarse para que, además de su crueldad intrínseca, no acceda a la infamia, a la tortura y a las formas más reptantes y sangrientas de belicosidad.

¿Que opinión le merecen las últimas declaraciones y el sonado libro de Lucho Garzón?

La posición en el libro marca una distancia con el Polo, Garzón ha dado un viraje fundamental a la Derecha y ahora parece haciendo cola entre los poderosos para que le acojan y le donen algún mendrugo de poder. El Ex alcalde muestra preferencia por un partido de la calle, que se denominó frívolamente Guantanamera en sus orígenes... En lo personal creo que es necesario constituir un partido fuerte para proponer un proyecto en contravía del que lidera el presidente Álvaro Uribe. Yo digo sin sectarismos pero sin ambigüedades que quién llega aquí está comprometido con una organización sólida y no montonera... En la calle está la montonera y en la calle, hasta donde sé, también están los uribistas. Lucho cayó en el delirio y marcó el extrañamiento por razones de conveniencia. Yo, que durante muchos años he sido independiente creo ahora que para tener una opción y representar otro camino es fundamental un partido fuerte, con cohesión y con un firme y claro cuaderno programático.

¿Cómo ve el papel de Hugo Chávez en la construcción del anhelado Acuerdo Humanitario?

Chávez ha realizado una labor plausible que, en algunos instantes, sin embargo, se ha visto afectada y minada por sus excesos verbales y el tono irrespetuoso con que ha pretendido hablarle a Colombia. Pero su tarea ya está dando resultados que hace un tiempo parecían utópicos e imposibles. Espero que no se inhabilite para continuar en esta labor, porque lo necesitamos.

¿Está de acuerdo con que la marcha del 4 de febrero fue manipulada y que terminó siendo una suerte de Marcha del Odio?

Sí. Creo que fuerzas por completo hostiles a la verdadera paz se hicieron presentes e infiltraron de forma silente pero eficaz aquel evento. Fue utilizada como un argumento guerrero y terminó de ahondar la idea maniquea de que en la realidad hay unos buenos y otros malos, y de que todos los que piensen distinto están del lado de las FARC.

¿Marchará el Polo Democrático el próximo 6 de marzo...?

Marchará para condenar no solamente a los paramilitares sino a todos los agentes de la violencia y el crimen. Marchará esperando que en el horizonte aparezca el lugar de los imperiosos encuentros.